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n umbral perdido y aquel bar medio vacio como único testigo. Brindamos por el olvido, y el espiritu del vino se fue haciendo nuestro amigo. Con el corazón en llanta, nada mejor que tu lengua abrigando mi garganta y conga, conga, conga, conga y que siga la milonga amor que el mozo traiga otra ronda y que pague dios... quiso el destino que ya no hiciera mas frío y sin coches y sin ruido sigo hablandote al oido.
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